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Ciclo de Conferencias |
EL “TATA” SEOANE
CRÓNICA DE UN PERSONAJE SUCRENSE
Ing. Edmundo Zelada Seoane
EL “ TATA SEOANE” |
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Alfredo
Seoane Zelada, provino de una tradicional y antigua familia de Galicia cuyo
origen documentado se remonta a principios del siglo XVIII con Domingo Seoane de
los Santos (1745) y su esposa Angela Carvajal de la ilustre casa de Ibero en el
Obispado de Pamplona – Reino de Navarra.
El hijo de este matrimonio, Antonio Seoane de los Santos, llegó al Alto Perú
como oficial de ingeniería militar allá por los años de 1765 ocupando diversas
responsabilidades para la corona en territorio de Chiquitos hasta ejercer las
funciones de Sub Delegado y luego Gobernador de Santa Cruz de la Sierra entre
1790 hasta su muerte en 1810. Casado con María Petrona Robledo, criolla cruceña,
tuvo dos hijos varones; Manuel, sacerdote capitular del Cabildo Eclesiástico de
Santa Cruz, y Antonio Vicente nacido en 1782 y graduado en Jurisprudencia en la
Universidad San Francisco Xavier de Chuquisaca el año 1808, habiendo, a la
conclusión de sus estudios retornado a Santa Cruz donde participó del Cabildo en
1810 y liderado el movimiento emancipatorio del 24 de Septiembre. Suscribió en
Chuquisaca el Acta de la Independencia el año 1825 en representación Santa Cruz.
Durante su ejercicio como Ministro de la Corte de Justicia de Sucre, desde 1830,
engendró con su esposa Dorotea Ibañez Velasco ocho hijos el penúltimo de los
cuales fue Antonio Vicente Manuel (1840), también abogado. Este se casó con
Deidamia Carmona habiendo sido uno de sus hijos José Antonio (1854-1926) quien a
su vez ejerció funciones de Ministro de la Corte Suprema (1923-1926).
De su matrimonio con Clotilde Zelada Chavarría (1867-1936), hija del Cnl.
Antonio Zelada comandante del Batallón Chorolque (1820-1868), nació en Sucre el
primogénito Alfredo Seoane Zelada el 12 de Agosto (día de Santa Clara) del año
1885 y bautizado en el Sagrario de San Miguel el 4 de septiembre por el P.
Belisario Moscoso habiendo sido sus padrinos Dn. Dámaso Santa Cruz y su abuela
Dña. Honorata Chavarría v. de Zelada.
Ingresó al Seminario Conciliar de San Cristobal, durante el arzobispado de Mons.
Miguel de los Santos Taborga (1887-1897/1904) quien al ser amigo de la familia
habría influido en la vocación del futuro sacerdote. Este Colegio fundado en
1595 fue establecido por el Mariscal Antonio José de Sucre como el único
Seminario para todo el Arzobispado de La Plata suprimiendo los del La Paz y
Santa Cruz, aunque el Mcal. Andrés de Santa Cruz revoca este mandato durante su
gobierno. Era hasta el año 1881 el único establecimiento educativo religioso que
admitía estudiantes externos y a los que querían seguir su formación sacerdotal.
El año 1900, en respuesta a la ley del 6 de febrero, que imponía reformas al
sistema educativo, de acentuadas tendencias laicistas, Mons. Taborga dispuso que
el Colegio mantuviese su independencia admitiendo solo a estudiantes aspirantes
al sacerdocio Esos primeros años del siglo XX fueron especialmente difíciles en
Sucre y el país; pues se produjo la Revolución Federal de 1899, la guerra del
Acre en 1902-1903 y el nefasto tratado con Chile en 1904. En estas
circunstancias el joven Alfredo Seoane inició su formación religiosa cursando
los cinco años de secundaria, donde el latín era obligatorio, tres de filosofía
y cuatro de teología.
Durante este período ejercía el rectorado del Seminario Mons. Victor Arrien,
entre 1901-1905/1907-1908, quien posteriormente fuera Arzobispo de La Plata
(1914-1924). Entre 1906 y 1907 fue Rector del Seminario el P. Teodoro Noguera; y
entre 1908 a 1015 el R.P Daniel Boisnard en mérito al contrato de administración
del Colegio Seminario otorgado por Mons. Sebastián Pífferi a la orden de los PP
Lazaristas. (Barnadas).
Es interesante señalar que a poco de su ordenación el Presbítero Alfredo Seoane
fue profesor del propio Colegio Seminario entre 1910 y 1911.
Concluidos sus estudios y aprobados los exámenes de Moral y de Rúbricas el año
1909, según atestigua el informe del Rector R.P Daniel Boisnard del día 22 de
marzo de ese año, inmediatamente solicitó del Arzobispo de La Plata Fr.
Sebastián Francisco Pífferi, la correspondiente autorización para celebrar el
“Augusto Sacrificio de la Misa”. Aquí es importante mencionar que Mos. Taborga
cansado físicamente y agobiado por las circunstancias por las que tuvo que
pasar, solicitó expresamente que Mons. Pífferi, a quien conocía por su larga
estadía en el país especialmente las antiguas misiones de Chiquitos y el Chaco,
se hiciera cargo de la Iglesia de La Plata como Obispo de Jericó y Auxiliar de
La Plata en 1905 y luego como Arzobispo entre 1906 a 1912. Fr. Sebastián
Francisco Pífferi murió en Febrero de 1912 rodeado de los PP. Jesuítas, pues fue
artífice para el restablecimiento de la Compañía de Jesús. El fallecimiento de
Fr. Sebastián consternó a toda la población donde ejerció su apostolado.
Alfredus Seoane recibió, el mismo día de su solicitud, su Certificado de
Ordenación y el permiso solicitado para celebrar, al día siguiente, su primera
misa.
La creación de la Iglesia de la Plata como Obispado, fue dispuesta por el Papa
Julio III el 27 de Junio de 1552. Mediante Bula de Pablo V del 13 de Junio de
1609 elevado a la categoría de Arzobispado de La Plata y en 1924 como Obispado
de Sucre por disposición de Pío XI.
Durante la vida sacerdotal de Mos. Seoane, ejerció diversas funciones (1913 a
1963) encomendadas por los Arzobispos de La Plata, posteriormente Sucre,
Monseñores: Victor Arrien, Luigi Francesco Pierini, Daniel Rivero y José
Clemente Maurer según consta documentalmente en la siguiente relación:
Victor Arrien (Arzobispo de La Plata entre 1914 a 1923) .
• 5 de Septiembre de 1913 : Párroco del Sagrario de San Miguel. ( A esa fecha
Mons. Arrien era aún Vicario Capitular).
• 26 de Febrero de 1915 : Profesor de Religión del “Liceo de Señoritas”,
entonces dependiente de la Universidad San Francisco Xavier, hoy Liceo María
Josefa Mujía.
• 23 de Abril de 1915 : Tribunal Glosador de Cuentas del Arzobispado.
• 20 de Septiembre de 1916 : Vicario Foráneo del Distrito Charcas con la misión
de vigilar estrechamente el comportamiento, funcionamiento y conflictos
religiosos de las parroquias del distrito.
• 28 de Mayo de 1919: Vicario Encargado y Párroco de la Matriz de Oruro.
• 30 de Enero de 1920: Cura interino de la Parroquia de Santo Domingo.
• En enero de 1923, a solicitud del Arzobispo, el Rector de la Universidad, Dr.
Gustavo Vaca Guzman, lo nombra Profesor de Religión y Moral del Colegio Primario
de Niñas.
• 8 de Junio de 1923: Juez Prosinodal de Justicia Arquidiocesana
Francisco Pierini (Arzobispo de La Plata 1923-1924 y de Sucre 1924-1939). Debe
hacerse notar que a raíz de la separación de Cochabamba, Potosí y Tarija que
formaban parte del Arzobispado de la Plata, a partir del año 1924 por
disposición del Papa Pío XI, aquel se transformó en Arzobispado de Sucre.
• 16 de Junio de 1924 : Prebendado de Media Ración.
• 27 de Mayo de 1925: Prebendado Diaconal del Coro Metropolitano. La designación
menciona el consentimiento del Pbro. Seoane como “persona grata” del Gobierno
Nacional de entonces.
• 8 de Julio de 1925 : Autorización para Peregrinación a Roma por el Jubileo.
• 30 de Enero de 1926 : Vicario Foráneo del Distrito de la Capital Sucre.
• 16 de Febrero de 1926 Capellán del Colegio del Buen Pastor. Aquí es
interesante mencionar que el 1913 llegaron a la ciudad las religiosas del “Buen
Pastor” que se encargarían de muchas obras de apoyo a las mujeres
“descarriadas”, niños huérfanos, centros de acogida y estudios para niñas y
otras. Con el patrocinio del Arzobispo. Mons. Arrien, se entregó a las
religiosas la primera casa para sus actividades mediante un acta suscrita ese
año por los canónigos Félix Delgadillo, Alfredo Seoane, y José Fernandez de
Córdoba. Por parte de la Compañía de Jesús, participaron el P. Superior Próspero
Melzieu y el P. Francisco Cerro.
• 12 de Marzo de 1926 es nombrado Director y Jefe de Redacción del periódico “El
Lábaro”.
• 9 de Diciembre de 1926 como secretario de la directiva de las “Conferencias
Morales del Clero” recomendadas por la Santa Sede.
• 31 de Marzo de 1927: Profesor de Moral del Liceo de Señoritas. Hoy Liceo María
Josefa Mujía.
• 10 de Enero de 1928 Presidente del Comité de Acción Social Católica.
• 19 de Noviembre de 1928 Director de las “Ligas Eucarísticas”
• 9 de Octubre de 1930: Cura interino de la Parroquia de San Miguel.
• 6 de Febrero de 1932: Profesor Fundamentos de Religión Ciclo Secundario,
recién formado, del Colegio Santa Ana.
• 9 de Junio de 1932: Juez Prosinodal de Justicia po 10 años.
• 9 de Marzo de 1934: Canónigo Teologal de la Iglesia Catedral.
• 23 de Enero de 1935 Secretario de Actas del Comité de Huérfanos de la Guerra
del Chaco.
• 19 de Septiembre de 1935: Director de las Conferencias de San Vicente de Paul.
Daniel Rivero (Arzobispo de Sucre 1940-1951).
• 23 de Julio de 1940: Síndico Administrador del Monasterio de Santa Clara.
• 11 de Octubre de 1940: Delegado al Congreso Eucarístico de Arequipa (Perú).
• 1940 Asesor Eclesiástico de la Juventud Católica Femenina.
• 26 de Septiembre de 1941: Delegado al Congreso Eucarístico de Chile.
• 9 de Octubre de 1945: Tesorero de la Santa Iglesia Catedral.
• 24 de Mayo de 1946: Tesorero del Cabildo Metropolitano.
José Clemente Maurer (Arzobispo de Sucre 1951-1983)
• 14 de Noviembre de 1952: Juez Prosinodal de la Arquidiócesis de Sucre.
• 21 de Mayo 1952 Presidente Ad Hoc del Tribunal Examinador para aspirantes al
diaconado.
• 7 de Marzo de 1956: Oficial de Justicia de la Curia Eclesiástica.
• El 1º de Agosto de 1958, en representación del Arzobispado, el entonces
Vicario General y amigo de Mons. Seoane, Félix Delgadillo, lo nombra Oficial de
Justicia del Arzobipado de Sucre.
• 27 de Mayo de 1959: Canónigo Honorario del Cabildo Metropolitano.
• 16 de Abril de 1963: Pro Vicario General del Arzobispado de Sucre.
En fecha 5 de Agosto de 1950, el entonces Obispo Titular de Rusado y Auxiliar de
Sucre, Mons. Tarsicio Senner, le concede la “Indulgencia Jubilar”.
Según se menciona en el libro sobre La Iglesia en Bolivia (Dr. J. Barnadas/ R.
Leytón), desde su creación, la Catedral del Arzobispado de La Plata gozaba de
los mismos privilegios de la Basílica de Santa María la Mayor de Roma y la
liturgia de la Catedral de Sevilla siendo en consecuencia su estructura orgánica
la correspondiente a una iglesia europea, teniendo su Cabildo Catedralicio la
siguiente composición:
• Un Dean cuya dignidad sea la primera después del pontífice.
• Un Arcediano a cuya dignidad ninguno puede presentarse a menos de estar
graduado en derecho o teología.
• Un Tesorero al que corresponde proveer y vigilar el movimiento económico de la
Iglesia.
• Un Prebendado responsable de la distribución de las “raciones” en una Catedral
o Cabildo.
• El Juez Prosinodal que es un teólogo nombrado en un sínodo para examinar a los
clérigos.
• Un Chantre que debe ser experto en canto y música.
• Cinco Canónigos y cinco Prebendados, que les toca celebrar las misas
cotidianas.
Por los nombramientos mencionados, el “tata Seoane” ejerció varias de estas
funciones además de otras relacionadas con la docencia en las materias de
religión , moral y filosofía. Es interesante mencionar que durante el período de
los gobiernos “liberales” la iglesia católica estuvo enfrentada duramente a las
corrientes anticlericales. En 1928 el Ministro de Relaciones y Culto de entonces
comunica al Arzobispo de Sucre el restablecimiento de la materia de religión en
los colegios fiscales. Las interferencias del Ministro de Educación dieron lugar
a una enérgica reacción de Mons. Pierini.
Recibió distinciones de dos Papas:
• S.S. PIO XI .- Julio de 1925: Bendición Apostólica en oportunidad del Jubileo
de Roma.
• S.S. PIO XII.- 18 de Febrero de 1946: Nombramiento de Tesorero Metropolitano
de Sucre.
• S.S. PIO XII.- 6 DE Abril de 1953: Nombramiento como Arcediano Metropolitano
de Sucre.
Hasta los primeros años del Gobierno de la “Revolución Nacional” (1952-1956), el
Estado nombraba o refrendaba los nombramientos de funcionarios eclesiásticos,
incluso profesores, que recibían remuneración por parte del Estado .
Posteriormente se produjo la separación Estado – Iglesia y ya no se practicó
esta disposición.
La siguiente es una relación de los nombramientos oficiales firmados y
rubricados por los Presidentes de la República.
• Bautista Saavedra. 27 de Mayo de 1924: nombramiento de Prebendado de Media
Ración del Coro Metropolitano de la Catedral de La Plata.
• Bautista Saavedra. 5 de Mayo de 1925: nombramiento de Prebendado Diaconal del
Coro Metropolitano.
• Hernando Siles. 10 de Abril de 1926: nombramiento como Profesor de Religión
del Colegio de Señoritas “Sucre”.
• Daniel Salamanca. 18 de Enero de 1934: nombramiento de Canónigo Teologal.
• Enrique Peñaranda. 21 de Junio de 1940: Como Síndico del Monasterio de Santa
Clara.
• Enrique Peñaranda. 17 de marzo de 1942: Como Síndico del Monasterio de Santa
Teresa.
• Gualberto Villaroel. 15 de Junio de 1945: nombramiento como Tesorero del Coro
Metropolitano.
• Victor Paz Estenssoro. 30 de Junio de 1952: nombramiento como Arcediano del
Cabildo Metropolitano.
Recibió también nombramientos y funciones por parte de instituciones públicas y
privadas de la ciudad:
• UNIVERSIDAD SAN FRANCISCO XAVIER ( Rector Dr. Gustavo Vaca Guzman)
20 de Enero de 1923: Profesor de Religión y Moral Colegio Primario de Niñas.
• COLEGIO DEL SAGRADO CORAZON DE JESUS (Director Dr. Rafael Gomes Reyes, Pdta.
Asociación PPFF Clotilde U. de Villa, Tesorero Dr. Raúl Zelada V.) para ejercer
la docencia de Moral y Lógica.
• PREFECTURA DE CHUQUISACA. 6 de Junio de 1933 Secretario del Comité Promotor
para la creación de un Hospicio para Mendigos, bajo la presidencia de Dña.
Clotilde de Argandoña- Princesa de la Glorieta.
• Congreso de Historia Eclesiástica de Bolivia ( Enero 1957). Invitación por
el P. Alejandro Mestre – Colegio San Calixto, para participar por sugerencia y
aceptación del Nuncio Apostólico.
• MINISTERIO DE EDUCACION Y CULTURA. 7 DE Marzo de 1957: Miembro del
Departamento de Folklore, dirigido por Julia Elena Fortún de Ponce.
• ASOCIACION DE JUBILADOS ADMINISTRATIVOS DE CHUQUISACA. Presidente 1963- 1964 y
Representante ante la Federación Nacional.
De esta relación de las responsabilidades encomendadas y asumidas por Monseñor
Seoane se establecen las siguientes grandes áreas de su actividad apostólica:
- Funciones eminentemente eclesiásticas en la estructura del Arzobispado de
Sucre; desde párroco, capellán, síndico, oficial de justicia, instructor,
tesorero, canónigo, arcediano, vicario etc.
- Instrucción religiosa y docencia en ramas de la filosofía en colegios fiscales
y religiosos especialmente de niñas y señoritas.
- Permanente presencia y apoyo en Instituciones de Servicio de la sociedad tale
como la Sociedad Cooperativa Nuestra Señora de Lourdes, la Sociedad de Socorros
Mutuos, el Comité de Acción Social Católica, el Comité de Huérfanos de Guerra,
La Ligas Eucarísticas, la Juventud Católica Femenina y al final de sus años, la
Asociación Departamental de Jubilados Administrativos.
Monseñor Alfredo Seoane, el “tata Seoane” o simplemente “el tatay” para quienes
lo conocieron y lo apreciaban en su familia y en sus ahijados y compadres
sobretodo del campo en las riveras del Río Chico y en las familias sucrenses con
las que compartía permanentemente, era un hombre alto, fornido, de ojos
chispeantes, fácil y elocuente palabra en sus sermones y pláticas, pero sobre
todo era una persona afectuosa y servicial.
Cuando ingresó a los claustros del Seminario Conciliar de San Cristóbal,
iniciándose el siglo XX, llevaba seguramente en su alma la ilusión de un recluta
para alistarse en las filas de los llamados de la Iglesia para ponerse a órdenes
de su creador y al servicio de su pueblo.
Llevaba también en su corazón la mirada dolorida pero feliz de su madre que
entregaba a su primogénito en cuyo espíritu juvenil se había sembrado la semilla
del llamado de Jesús y que daría sus primeros frutos en 1909.
Diez años después de su ordenación, el Presbítero Seoane ofició en su parroquia
de Santo Domingo, el matrimonio de su hermano mayor Armando con su prima María
Luz Zelada (octubre 1919) y a los dos años (junio de 1921) el de su hermana
menor María Elisa con su también primo Raúl Zelada, aunque la ceremonia se
efectuó en el Sagrario de San Miguel con la autorización de su párroco el cura
Cleto Loayza. Fue párroco de San Miguel entre 1913 a 1916 y entre 1930 a 1931.
De Santo Domingo de 1918 a 1926. En esta parroquia ofició el matrimonio de
algunos personajes conocidos como Alfredo Jauregui Rosquellas con Angélica
Canseco (julio 1922), Federico Ostria Reyes con María Lola Rück (junio 1923). En
San Miguel casó a Julio Villa con Clotilde Urioste (julio 1924). En diferentes
momentos y distintas parroquias, todos los miembros de su familia fueron
bautizados o casados por el “Tatay”. Yo, su ahijado mimado, fui el último en
cuyo matrimonio, en la Iglesia de San Francisco el año 1970, participó aunque,
siendo ya tan anciano que caminaba con dificultad y la emoción no le dejaba
hablar como solía hacerlo, ya no fue él quien ofició la ceremonia sino
concelebrada con los PP. Franciscanos.
Al ser del clero secular, vivía en la casa de sus antepasados en la calle
Camargo entre España y Aniceto Arce. La propiedad de esta casa, en el “callejón
de Santillán-Kuripata, se remonta a los años de 1818 siendo su dueño el Sr.
Tomás Bellido de quien en 1835 la adquirió el Dr. José María Chavarría para su
esposa Dña. Cipriana Segovia Santos, madre de Honorata Chavarría de Zelada
bisabuela del tata Seoane Zelada. Cuando ya la familia fue creciendo, prefirió
ceder su espacio para irse a vivir al frente, en la casa de la familia Barrón,
donde tenía su escritorio-biblioteca en la planta baja y el dormitorio en el
primer piso.
Solemnes eran las misas que celebraba y apasionados sus sermones que
probablemente se inspiraban en las pláticas que preparaba el P. Miguel de los
Santos Taborga, de la Congregación de San Felipe Neri, escritos de su puño y
letra entre 1861 a 1864 en un cuadernillo que el tata Seoane guardaba entre sus
papeles y libros y que por alguna “gracia divina” llegó a sus manos y a las
nuestras. Según cuentan quienes aún lo recuerdan, en su vida familiar le gustaba
divertir a sus sobrinos con sus picardías y habilidades, como cuando para
asustar a su sobrina Clotilde y la empleada con la que estaba bordando, se les
presentó cubierto con una sábana blanca. Pasado el susto aprovechó para
“sermonearlas” sobre las falsas apariciones que las beatas de la ciudad eran tan
afectas a narrar.
Hubo otra ocasión en la que estando una pariente, que vivía en la casa, en cama
y con un fuerte resfrío llamaron a su primo médico, el Dr. Augusto Seoane, para
que la viera. Sin que nadie se diese cuenta y en silencio el “tatay” había
colocado junto a la cama de la enferma una cuna de bebé. Fue grande la sorpresa
del médico por la “novedad” pues, Andreíta, que así se llamaba la paciente, era
ya mayor y soltera. Esta ocurrencia fue motivo de chanzas en la familia por la
escandalosa picardía.
Los niños y los jóvenes eran sus preferidos para compartir sus ocurrentes
habilidades. Le gustaba de vez en cuando fumar cigarrillos y expulsar el humo
formando “roscas” que se introducían unas dentro de otras para alegría de los
chicos y reprobación de los grandes.
En las fiestas infantiles que se daban para mi cumpleaños, aparecía en el patio
de la casa llevando bajo el brazo un globo multicolor de papel de seda que había
fabricado con varillas de cañahueca y alambre y que una vez desplegado y
encendida la mecha de “huaype” impregnada en kerosene, se elevaba al diáfano
cielo azul de abril para el regocijo y los gritos de júbilo de los chiquillos y
las empleadas.
Cuando los sobrinos ya adolescentes y el Tatay fueron por unos días a la pequeña
finca que su primo René Zelada tenía a orillas del Río Cachimayu, le gustaba
ayudar a que disparasen a las palomas preparando la pólvora para los cartuchos,
que hacía secar en sus calcetines colgados de un alambre en el jardín de la
casa.
Cuando llegaba su cumpleaños, desaparecía de la ciudad sin avisar a nadie donde
estaba ni por cuanto tiempo, aunque se presumía que se hubiese ido a uno de los
baños termales de Huata, o a Soico , la finca de la familia Ramírez Arce. Decía
que no quería desairar a sus múltiples amistades que lo invitaban o quería
llevarle regalos. No obstante, lo que siempre llegaba a la casa era una canasta
con las golosinas de almendra que todos los años le obsequiaban las monjas de
Santa Clara.
Además de su vida sacerdotal y docente en las funciones que le cupo desempeñar
en el Arzobispado de La Plata, Arzobispado de Sucre después, a Mons. Seoane le
gustaba recorrer a caballo la pedregosa quebrada de Huata pasando por Huanifaya
y K’ullku hasta Cantu Molino en el Río Chico. Esta finca, que era de la familia,
estaba a cargo de su hermano Armando a quien visitaba todos los años durante el
verano. Desde allí recorría las fincas y comunidades de Hornos, Guadalupe, Corso
Mayu, Soico, K’acha K’acha en las que permanecía algunos días celebrando
matrimonios y bautizos de los campesinos que le llenaban los morrales con
huevos, quesos y frutas como expresión del afecto y respeto que le tenían.
Siendo ya un anciano de 70 años pero con una enorme vitalidad, me pedía que le
acompañase en estos recorridos como su “sacristán oficial”. Partíamos de
madrugada en un caballo y una mula que había pedido. Yo llevaba en la mochila el
ara del altar y los utensilios litúrgicos necesarios y con los cascos de las
monturas resonando en el empedrado de la calle Camargo. Tomábamos la cuesta de
“Sal si puedes” rumbo a Huata y Cantu Molino donde al llegar nos esperaba jugo
de naranja o mandarina y un plato de tallarines caseros con hongos recogidos en
la huerta y el infaltable mote de maíz.
Era sorprendente su intuición para prever el estado del tiempo. En una ocasión,
con el día soleado y caluroso, anunció que deberíamos volver inmediatamente a
Cantu Molino pues llegaría el río de avenida como efectivamente sucedió pues
había llovido en las cabeceras. Cuando llegaba el turbión se sentaba en una roca
protegida por el cal y canto junto a un añoso guayabo para bañarse, o al menos
remojar los pies, en el agua fría y lodosa pues decía que era “lo mejor para
la salud”.
Mi función de monaguillo no se limitaba a estas correrías al galope, sino que en
las vacaciones ayudaba en la misa de las nueve que celebraba algunos días en la
catedral después de haber estado, con sus colegas canónigos, entonando cantos
religiosos en latín, sentados cada uno en su respectivo sillón del “coro” detrás
del altar mayor siguiendo los enormes libros abiertos en los atriles. Este lugar
tan emblemático de nuestro templo mayor solo queda en la memoria de quienes aún
recuerdan los lugares que siempre ocupaban en la misa de nueve; generalmente
algunos caballeros de entonces.
Tenía otras habilidades pintorescas como las de preparar cócteles de todo tipo
de frutas que llevaba en una botella en el bolsillo interior de su sotana para
invitar como aperitivo a su primo y cuñado Raúl, mi padre, cuando los domingos
iba a almorzar con nosotros. Se amarraba una servilleta al cuello para no
ensuciar su sotana impecablemente limpia, bendecía la comida y se deleitaba
masticando lentamente el mote, infaltable en la mesa mientras contaba con gracia
sus anécdotas del campo y la ciudad por cuyas, calle su sotana negra y su altivo
porte eran conocidos.
Siendo ya muy anciano y necesitando atención permanente, las Siervas de María
que administraban el Hospicio 25 de Mayo, en cuya capilla celebraba la misa
todos los días, mandaron construir para él un pequeño departamento al que el
tata Seoane llamaba “mi jaula de oro porque no me dejan salir”, esto
causaba mucha gracia en Mons. José Clemente Maurer que lo visitaba con
frecuencia.
Finalmente, y en las postrimerías de su vida, quiso recluirse en el Hogar Santa
Rita para celebrar su misa diaria junto a los ancianos acogidos y allí se apagó
su vida un 1º de Octubre de 1975, poco después de cumplir los noventa años.
Sea esta breve crónica un homenaje a su memoria cuarenta años después de su
partida. Habrán con seguridad muchas personas de nuestra sociedad que merezcan
un recuerdo con admiración y respeto, por muy sencillas y humildes que han sido
sus vidas pero que nos legaron un ejemplo de servicio a la comunidad y de amor a
su tierra. Que su memoria no se pierda en los arcanos del olvido y que sus actos
puedan de alguna manera constituir inspiración y ejemplo para las actuales y
futuras generaciones de esta nuestra “Ilustre Ciudad”.
Sucre, 8 de Mayo 2015